Hidrógeno verde, el combustible ecológico del futuro que ya tiene proyectos en la Argentina

Las empresas que avanzan con la etapa de análisis para una posible producción. Aseguran que el país cumple con las condiciones para ser uno de los mayores productores de energía limpia

Mundo - Medio Ambiente23/09/2021 Redacción

El interés por el uso del hidrógeno verde o limpio -se produce a través de fuentes de energía renovables- va en aumento en todo el mundo. Son varios los países y las empresas que ya comenzaron a explorar su potencial para “descarbonizar” a sectores como la industria o el transporte. Aunque su verdadero potencial aun es incierto, en la Argentina también se están analizando varios proyectos.

Hasta ahora, su producción es costosa, pero cada vez más los países que están tratando de abaratar los procesos. El hidrógeno verde se obtiene en plantas que mediante la generación de su propia energía (por molinos de viento por ejemplo) y el uso de agua dulce limpia separan el hidrógeno del oxígeno con un método llamado electrólisis. Las moléculas de hidrógeno se almacenan y luego se usan como combustible. Esa energía se produce sin emitir dióxido de carbono.

La semana pasada, el Gobierno de la provincia de Río Negro y el Ministerio de Desarrollo Productivo firmaron un acuerdo con Fortescue Future Industries, que en Latinoamérica es dirigida por el ex rugbier Agustín Pichot, que comenzará a realizar tareas de prospección y factibilidad para proyectos de hidrógeno verde en esa provincia. 

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Desde la compañía detallaron a Infobae que los plazos para la etapa de estudios de viabilidad del proyecto -se analizan zonas y se miden vientos- pueden demorar entre un año y un año y medio. Luego, si son positivos, vendrá una segunda etapa con posibles inversiones millonarias en parques eólicos, una planta de producción y otras obras de infraestructura. Una de las zonas que comenzarían a analizar es la meseta de Somuncará, un vasto territorio de unos 25.000 kilómetros cuadrados.

Según explicaron fuentes del Gobierno de Río Negro, hace varios años que vienen trabajando con ingenieros locales para la producción de este tipo de energía. “La intención es que este nuevo proyecto pueda alcanzar la escala necesaria para abastecer al mercado interno y también para la exportación. Actualmente, al no haber escala, los costos de producción del hidrógeno verde son muy altos y no permiten que pueda competir con los combustibles fósiles”, indicó Daniel Sanguinetti, secretario General de la Gobernación provincial.

Uno de los cálculos que realizaron es que un kilo de hidrógeno equivale de tres a cuatro veces un litro de combustibles líquidos. Por ejemplo, si un tanque lleno de nafta puede alcanzar para un recorrido de 500 kilómetros en el caso de reemplazarlo por hidrógeno se extendería para 1.500 kilómetros.

Otra empresa que está analizando proyectos es la local Haizea, que nació como una compañía de servicios para parques eólicos. Su objetivo es desarrollar una planta de hidrógeno, también en la provincia de Río Negro, y una de las posibilidades es producir además amoníaco verde para la industria de los fertilizantes. “Estamos haciendo las evaluaciones económicas, siempre pensando en la exportación que luego apalanque el mercado interno. Pero aun faltan cuestiones clave como una normativa y el acceso a la financiación. Creo que la Argentina va a ser un jugador muy importante”, contó a Infobae Héctor Etcheverry, CEO de Haizea, a Infobae.

La empresa, incluso, está analizando con el Puerto San Antonio Oeste su capacidad para la operatoria de exportación. “La Argentina tiene cuatro puntos para ser competitiva en energías renovables. En el Norte, con energía fotovoltaica; en el NEA, con biomasa. En la Patagonia, con los vientos; y en Cuyo, con sol y viento también. Tenemos también pequeños aprovechamiento hidroeléctricos”, destacó. Etcheverry analizó que el país tiene potencial para la generación de los llamados “valles de hidrógeno”, ecosistemas regionales con inversión pública y privada que conectan la producción del hidrógeno, el transporte y su uso final.

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A nivel global, los países que más avanzan en proyectos piloto de hidrógeno verde -aunque en su mayoría aun en etapa de planificación- están Australia, Países Bajos, Alemania, China y Arabia Saudita. En la región, está al frente Chile, con un emprendimiento de la empresa francesa Engie, junto con la chilena Enaex, entre otros.

La semana pasada, el país vecino inició la producción de la primera molécula de hidrógeno verde -a partir de electricidad limpia fotovoltaica- y se estima que para el 2030 podría producir el hidrógeno verde “más barato del mundo” con un costo menor a los USD 1,5 por kilo. El presidente de Chile, Sebastián Piñera, fue más allá y anticipó que Chile está llamado a ser el “principal productor del planeta de hidrógeno verde”.

La petrolera YPF, a través de su división YPF Luz también está en conversaciones con varias empresas extranjeras para futuros proyectos en hidrógeno verde. ”El hidrógeno lo podemos exportar a los grandes offtakers que son las potencias con matrices energéticas a base de carbón como Corea, Japón y Alemania que van a tener que hacer la transición a matrices más limpias y pueden asumir el costo del hidrógeno verde. Por lo cual hay una enorme oportunidad”, señalaron fuentes de la compañía.

“Tenemos ventajas competitivas para el H2 verde. Estamos del lado del Atlántico con mayor cercanía de los grandes consumidores. Tenemos los mejores recursos de viento y una gran superficie. Para tener una magnitud, para generar 1.000 MW se requieren más o menos 20.000 hectáreas”, detallaron.

Con Y-TEC, su división de tecnología, YPF encabeza el Consorcio para el Desarrollo de la Economía del Hidrógeno en Argentina (H2ar) con Y-TEC, su división de tecnología. Ese consorcio reúne a más de 30 empresas interesadas en desarrollar la cadena de valor del hidrógeno, desde la producción hasta la aplicación. Las compañías que participan pertenecen a sectores como automotrices, generadoras de energía eléctrica, transportadoras y distribuidoras de gas natural, refinadoras de petróleo y empresas de tecnología y energía.

De acuerdo con un informe elaborado por el Consejo Mundial de Energía, PwC y el Instituto de Investigación de Energía Eléctrica de Estados Unidos (EPRI), se estimó que la demanda global de hidrógeno representará entre el 6% y el 25% del consumo global de energía para 2050.

”La industria energética a nivel mundial se encuentra en un proceso de transición hacia la descarbonización en el cual las energías renovables, incluido el hidrógeno verde producido de dichas fuentes, tendrán un rol protagónico. Se estima que este combustible podría ser hasta un 25% de la matriz energética mundial en el futuro y utilizarse tanto en el transporte como en uso residencial e industrial”, explicó Ezequiel Mirazón, socio de PwC Argentina, líder de la práctica de Energía, Minería y Utilities.

El hidrógeno se clasifica en tres grupos, en función de su sustentabilidad y huella de carbono: “gris” es el producido por refinerías de petróleo y la industria química, “azul” que se produce con las mismas fuentes, pero con menor emisión de carbono por retirarse parte del mismo mediante captura y el “verde” producido 100% con energías renovables.

Tiene dos grandes ventajas: es limpio, dado que se produce con energías renovables y se puede almacenar, lo que permite que la producción energías renovables, que es intermitente, sea más eficiente y se pueda aprovechar cuando no hay demanda. “Por ejemplo, cuando los parques eólicos o solares no tienen demanda, se utilizarían para producir hidrógeno, el cual se almacenaría para producir electricidad cuando sea necesaria”, señaló Mirazón. En tanto, por ahora, sus son los costos de producción, que aun son caros, y la necesidad de desarrollar marcos regulatorios y planes de infraestructura de largo plazo que deben incluir ductos para transportarlo

“La Argentina tiene un potencial natural muy grande para producir energías renovables dada la isolación que hay en varias regiones y también por la calidad de los vientos. Y, por lo tanto, lo tendría para producir hidrógeno verde. Para que esto ocurra, es necesario un plan de largo plazo que incluya estabilidad jurídica, infraestructura y financiación”, agregó el especialista.

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