La mujer aduanera

Una profesión como la nuestra muchas veces es vista por el lugar de trabajo como “masculina”, pero al contrario en estos tiempos en que se están discutiendo las nuevas masculinidades, creemos que es una oportunidad poder visibilizar que nosotras tenemos voz y formamos parte de este engranaje necesario. (Candela Ocampo. Aduanera)

Emprendedores - Mujeres Emprendedoras26/08/2020 Redaccion
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El 16 de abril de 1909. Ese día empezó a trabajar la primera mujer en una aduana de nuestro país. 

El trabajo de una mujer aduanera es un trabajo igual que otro, pero también muy distinto. Conlleva un gran compromiso y disponibilidad que no está atado a rutinas. A veces al alba, a veces bien entrada la noche, allí vamos a hacer nuestra labor. En nuestro trabajo todos los días son diferentes, y eso también nos transmite una adrenalina de concentración hasta que terminamos con nuestra responsabilidad.

La extensa jornada laboral lleva a veces más de diez horas para después compartir la mesa y sobremesa con los mismos compañeros y compañeras que convivimos en la frontera.

Es fundamental tener una buena convivencia entendiendo que redunda en el resultado laboral, resultado acorde a las exigencias de nuestra profesión. Me imagino que en cada caso, en cada resguardo de frontera, se dan situaciones parecidas. 

La vida me llevó a cumplir otras tareas en otras ciudades, tal vez menos sacrificadas pero no menos importantes, como la aduana de tránsito de Villa Regina, donde dedicábamos extensas jornadas diarias en la atención de operativas inherentes a la fruta propia de la zona. 

Actualmente, en la Aduana Portuaria de Bahía Blanca, la labor se centra en la atención de consolidación de cargas, buques, camiones y trenes, de diferentes mercaderías de origen de la ciudad (oleaginosas, cereales, polietileno, fruta, granos, aceites, cargas varias, químicos e inflamables). Pero siempre con las mismas ganas de ser una mejor servidora pública.

Cada aduana es un mundo, como lo es la fisonomía de nuestro país, sus lugares, la gente, los olores y los colores. Tenemos que destacar que en el territorio nuestra labor se encuentra en situación de igualdad respecto al género masculino, dado que todas y todos atendemos por igual las tareas, porque como dijo el Secretario General Mikuriya: “Es crucial para los miembros de la OMA garantizar que tengan una política de igualdad de género receptiva que refleje el papel dinámico e innovador que desempeñan las mujeres en las aduanas de todo el mundo". "El Día Internacional de la Mujer brinda la oportunidad ideal para que la comunidad de Aduanas haga un balance del progreso realizado y trabaje para alcanzar nuestra meta de igualdad de género, que es uno de los pilares para lograr un desarrollo sostenible y una sociedad más equilibrada e inclusiva”.

Ese es el perfil que se busca destacar de nuestro trabajo, avanzar en la consolidación de esas perspectivas para el desarrollo que todas y todos deseamos y esa pertenencia que tan bien le hace a la función pública, por ello hago mías las palabras de mi viejo: “Yo no tengo la camiseta de la aduana puesta, yo la tengo pintada” .

Una profesión como la nuestra muchas veces es vista por el lugar de trabajo como “masculina”, pero al contrario en estos tiempos en que se están discutiendo las nuevas masculinidades, creemos que es una oportunidad poder visibilizar que nosotras tenemos voz y formamos parte de este engranaje necesario, porque tenemos que avanzar y romper techos de cristal sobre todo en las mesas políticas, en la representación y en la toma de decisiones como pasa en otros tantos lugares.

La inspiración y la vocación están presentes, en mi caso por mi papá que me mostró este mundo y me sumergí con pasión, respeto y ganas de aprender, de devolver lo que me enseñaron a la comunidad. Cada historia es única, y eso la enriquece y nos enriquece como grupo humano desde donde nosotras desde nuestra mirada seguramente aportaremos algo diferente. Las historias y ese pasaje entre pasado y presente seguramente nos han dado una identidad propia, primero como aduaneros y luego como mujeres aduaneras. Siempre recordando nuestras raíces y nuestra motivación, como la que me transmitió mi papá, acompañándome, guiándome y mostrándome las herramientas necesarias para poder desenvolverme y hacer respetar mi lugar, en aquellas situaciones fuertes. Es como un legado, por los valores, el respeto ganado, predicando con el ejemplo, desde las tareas de frontera, trabajando a la par con los guardas, que somos quienes atendemos el paso de camiones y régimen turístico.

Este aporte aspira a ser una inspiración para que cada mujer siga abriendo puertas, siga su vocación, y se contribuya con un granito de arena a la igualdad.

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Sobre la autora: Candela Ocampo es trabajadora aduanera y forma parte de Voces en Clave de Género (VCG) (un equipo de profesionales con la firme convicción de inocular voces en clave con Perspectiva de Género para una sociedad más igualitaria).

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