La encrucijada de Alberto

   El presidente de la Nación está en una encrucijada difícil: qué hacer el 13 de abril, 
el día posterior a la cuarentena.

   Lo que tiene a favor se le vuelve contra: una imagen positiva del 83% según se midió 
hace unos 10 días. Un Alberto Fernández poderoso asusta al poder real. Un presidente 
poderoso puede decidir por sí mismo. Y si ese presidente pretende devolverle poder al 
Estado devastado en los últimos 4 años, ya deja de ser un sustito, pasa a ser un problema 
serio.

   Y como si fuera poco, Fernández los desafía y va más allá: "Muchachos sólo se 
trata de ganar un poco menos", "Moyano es un dirigente ejemplar"... Y ya sabemos qué hace el 
establishment con los dirigentes gremiales poderosos: en los 70 los desaparecía y en los 
últimos tiempos le inventan causas relacionadas con enriqucimiento ilícito. Y también lo 
nervioso que se ponen los empresarios cuando ganan un peso menos de lo esperado.

   Si prolonga la cuarentena, ¿contará con un pueblo que lo banque? Un pueblo que es 
llevado como rebaño por los que se disfrazan de medios de comunicación pero que no son más 
que custodios de aquello que no debe cambiar. Y ya sabemos qué pasó cuando no se bancó 
masivamente a los presidentes populares: Revolución Libertadora y bombardeos en el 55; el 
peor horror de nuestra historia en 1976 y la llegada de Macri en 2015.

   No desconozco que hay una parte del pueblo al cual esta economía de guerra le hace más 
grande el agujero que ya arrastraba en su día a día, pero increíblemente no es ese el que 
cuestiona al presidente, el que lo cuestiona es el de clase media, la clase media que por 
unos días pierde cierto confort que consiguió con un gobierno del mismo signo que llevó al 
gobierno a Alberto (disculpen, el desagradecimiento no lo puedo explicar, quizás por la 
ira que me despierta).

   Alberto, ese "Alberto" que se ganó porque se lo ve cercano, seguramente se mantendrá 
firme en lo que logró: que la incidencia de esta pandemia sea lo más baja posible. No le 
tendrá miedo a un poder real que jamás le cumplió a sus adeptos, ese es "el Alberto" que 
votó el pueblo hace apenas unos meses.

   Por lo que resuelta esa encrucijada, tras la cuarentena le vendrá otro desafío... 
mayor: terminar de desnudar a los miserables. Y qué mejor que hacerlo hoy, cuando dejaron 
claro sus intereses.