La inflación es el gran desafío en el camino electoral 2023

El 2022 dejó el registro inflacionario más alto en 31 años. El rubro vestimenta es uno de los que más inquieta al Gobierno. 

Política15/01/2023 Redacción

Esta semana se conoció el índice de inflación de diciembre y con él, el de todo el año 2022. La inflación del último mes del año estuvo en 5,1% lo que llevó a tener durante los 12 meses del calendario al 94,8%. Es el registro más alto en 31 años y no se verían números similares desde el año 1991, cuando sufríamos los últimos coletazos de la hiperinflación.

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Más allá del dato general hay algunas particularidades que preocupan y mucho como es el caso de la vestimenta: la misma alcanzó un alza de más del 120%. También resulta llamativo que la portavoz de la Nación Gabriela Cerruti de por cumplidos los objetivos en materia inflacionaria –aduciendo que se logró no alcanzar los tres dígitos de inflación- cuando gran cantidad de precios de la economía se encuentran congelados, controlados o regulados por el Estado.

Dentro de los precios controlados por el Gobierno, uno de los más ejemplificadores es el del dólar oficial: mientras la inflación general rozó el 95%, el billete verde tuvo un alza de apenas el 71%. Si bien muchos precios ya se mueven respetando los valores de los dólares financieros, aún hay un sector de la economía que responde a la cotización oficial.

El Estado también interviene en los precios del transporte, del combustible y hasta en el de los alimentos y bebidas –con su esquema de “Precios Justos”-. Además, el Banco Central de la República Argentina ayuda en la contención de precios “esterilizando” a través de sus pasivos remunerados, que implica básicamente “retirar” pesos de la calle pagando una tasa de interés determinada para lograr que esos pesos no vuelvan a la calle e impacten en el ya deteriorado nivel inflacionario. Esto no es más que una mera promesa de inflación futura, trampa de la que solo se puede salir con un gran crecimiento económico que se sostenga en el tiempo, circunstancia que no parece estar presente en los papeles que muestran nuestro futuro cercano.

La decisión del voto en el mundo –no solo en Argentina- tiene su origen en múltiples cuestiones dependiendo de las inquietudes de cada votante. Lo cierto es que la economía ha sido a lo largo del tiempo el factor más determinante. Nunca un oficialismo ha ganado las elecciones con estos índices de inflación. Bajar la inflación e intentar lograr que la misma se proyecte en el 60% tal cual lo ha prometido el equipo económico, es el objetivo a cumplir. Parece incluso que están dispuestos a intentarlo todo para lograrlo, sin importar que esto signifique más controles, más regulaciones y más artificios que hipotequen aún más la situación de cara al futuro.

En las últimas horas se ha visto el apoyo del sindicalismo en el control de los precios en los supermercados. Resulta evidente que siguen creyendo que los problemas estructurales –que llevan décadas conviviendo entre nosotros- se solucionan con la fuerza. La contención de los precios en pos de la contienda electoral parece que se intentará lograr sin importar quienes resulten perdedores: el costo del juego político una vez más, lo pagaremos entre todos.

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