Guerra Civil: Una imagen vale más que mil balas

En una unión fortuita de la realidad y la ficción, el carácter bélico de esta película cobra una fuerza mayor por la coincidencia de los recientes conflictos armados. Salvando las diferencias argumentales, el contexto que está viviendo una generación alejada de las guerras por muchos años, hace aún más relatable lo que quiere contar Alex Garland en este filme.

El director, conocido por sus éxitos en la ciencia ficción como “Ex-Machina” (2014) y “Aniquilación” (2018); se aleja del género para buscar un relato más realista de una premisa que es atractiva desde el inicio. Una “road movie” (película de viaje por la ruta) con el foco puesto en el periodismo de guerra como concepto a explorar. Con personaje muy bien interpretados como pilares y un apartado técnico excelente. Mas allá de algunas decisiones cuestionables en la dirección y el desarrollo de la trama, estamos hablando de una de las mejores y más originales películas bélicas de los últimos años.

"Guerra civil" parte de una realidad distópica, donde la muerte del ciudadano es moneda corriente y, con la mayor crudeza posible, se esfuerza para darnos personajes vulnerables. Personajes que luchan constantemente con las desgracias y peligro que los rodea, poniendo una pantalla de indiferencia profesional y cicatrices del pasado que utilizan como escudo.

El elenco hace un trabajo muy sólido, Wagner Moura y Kirsten Dunst humanizan sus papeles y son el paralelo perfecto para una joven y entusiasmada recluta. Los primeros mencionados dan vida a un equipo periodístico experimentado en los escenarios bélicos. Poseedores de pupilas sufridas a lo largo de los años, le muestran el camino cubierto de sangre a una valiente Cailee Spaeny, cuya carrera actoral no hace más que seguir en ascenso.

Si bien tiene el género bélico y acción impregnado por todas partes, especialmente en sus últimos increíbles 30 minutos, el director y escritor de la cinta se permite introducirse en facetas más del lado del horror y el suspenso. Con héroes tan frágiles, con un contexto tan peligroso, se da pie a secuencias aterradoras. La más recordada será la que deja ver el propio tráiler, la interacción de los protagonistas con el personaje sin nombre que da vida el fantástico Jesse Plemons (esposo de Dunst). En escasos minutos, la actuación de Plemons transmite a la audiencia todo el terror que podemos imaginar cuando juntamos conceptos como Estados Unidos, Guerra civil y armamento al alcance de cualquiera.

El periodismo y la fotografía de guerra siempre fue un enlace fundamental para el mundo fuera del conflicto, especialmente para el impacto y la concientización sobre los desastres bélicos. Esta rama extrema de la profesión es el tema principal de la cinta. Si bien se ha explorado en otras producciones como “Los gritos del silencio” (1984) o “Whiskey Tango Foxtrot” (2016), la dinámica de los personajes, el metalenguaje y los recursos técnicos le dan una nueva impronta y profundidad.

Un paralelismo perfecto que caracteriza a los fotógrafos y periodistas como soldados en el campo de batalla. No solo físicamente, acompañando los pelotones, sino también desde la dirección de la cinta. Multitud de planos que sitúan a los periodistas como actores integrales del conflicto. La caracterización de las cámaras como armas de fuego no solo es brillante, sino que también subraya esta fina línea entre la vida y la muerte por una simple foto.

Primeros planos donde el enfoque este puesto en lo que ocurre de fondo, composiciones que hacen énfasis en los constantes riesgos y micro-cortes durante las secuencias para condensar la acción en una fotografía literal. Si bien no es sorpresa que una película sobre profesionales de las fotos tenga una altísima calidad cinematográfica, no puedo dejar de maravillarme con el espectacular trabajo conceptual llevado a cabo en cada uno de los planos.

Si profundizamos en la trama, algunos derrapes a nivel argumental, algunas situaciones donde Garland se pasa de fantasioso y traiciona el realismo que quiere lograr y algunas soluciones poco creíbles o pochocleras, desordenan la estructura de la película y privan al filme de llegar al siguiente nivel.

A pesar de esto, Guerra civil es una experiencia muy completa. Con un gran ritmo y duración acorde, explora un tópico como lo es el periodismo de guerra utilizando una premisa super original. Técnicamente impecable, una edición de sonido que complementa la idea principal y la sensación constante de peligro y fragilidad, digna de una nominación a los Premios Oscar. Un verdadero éxito a la hora de retratar en película la experiencia de profesionales de la comunicación sueltos en el infierno, armados únicamente con sus cámaras.