Reciclar: Una emprendedora que demuestra que el reciclaje también es cultura

Ana Bonet se dedicó durante años a la gestión cultural. En plena pandemia, cambió su rumbo para montar una planta compactadora de plástico.

Emprendedores19/05/2021 Redacción

Hay algo que siempre empapa cada trabajo que encara Ana Bonet. Y ese rasgo es la creatividad. Aunque su vida laboral siempre estuvo ligada al cine, la publicidad y la gestión cultural, en plena pandemia de coronavirus logró reinventarse para crear una próspera empresa de reciclaje y hoy afirma que, detrás del cuidado del medio ambiente, hay una verdadera cultura verde que es necesario incentivar.

Después de su último trabajo en la coordinación de la Fiesta de la Confluencia, la llegada de la pandemia y el aislamiento social complicaron sus planes. Sin eventos habilitados, Ana sabía que vendrían meses difíciles para los trabajadores de su rubro, por lo que pensó en un nuevo camino para emprender y sostener a su familia.

“Unos amigos muy queridos de Córdoba, que también tuvieron que reinventarse en algún momento como ahora me tocaba a mí y hoy son grandes empresarios del reciclado, me abrieron los ojos respecto a la gran necesidad medioambiental de proyectos como los nuestros”, dijo Bonet.

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Para dar los primeros pasos, hace poco más de un año montó una PyME que compactaba plásticos. Esa fue la semilla que hizo brotar Reciclados Neuquén, una planta en Colonia Rural Nueva Esperanza que hoy recicla unas 60 toneladas de plástico por mes y que pronto sumará la recuperación de cartón y otros materiales.

Aunque Ana siempre tuvo un marcado interés por el cuidado del medio ambiente, la creación de la empresa le exigió un proceso de investigación y estudio. En ese camino, contrató a un equipo de profesionales de Seguridad y Ambiente para darle forma a su proyecto y analizar la viabilidad del trabajo.

“Conté con la asesoría y el apoyo del equipo de la Subsecretaría de Medio Ambiente de la Municipalidad, quienes desde un comienzo alentaron un proyecto como el que estaba planteando, me reuní y escuché la experiencia de los recicladores de barrio, hoy muchos de ellos trabajan conmigo y lo más importante: seguí estudiando la materia y el mercado”, relató.

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“Nuestros clientes son empresas de construcción, petroleras, fábricas, embotelladoras, municipios, supermercados, pequeños y grandes comercios y también recibimos en nuestro predio u oficinas del centro materiales de asociaciones sin fines de lucro como "Reaccionar" de Neuquén que hacen un trabajo muy valioso por el medio ambiente y además con lo recaudado hacen donaciones a comedores; también familias que hacen la correcta separación en sus hogares y quieren asegurarse que tengan un buen destino final”, afirmó.

Una vez que retiran los materiales o los reciben en su planta de Colonia Rural Nueva Esperanza, las clasificadoras de Reciclados Neuquén seleccionan los plásticos y los separan según su tipo, ya que existen siete variedades distintas según su densidad. Luego, los acondicionan y los compactan o los procesan antes de destinarlos a las empresas que usan esos residuos como materia prima para fabricar juguetes, tuberías, artículos de bazar o fibras geotextiles, que toman como base a los plásticos PET.

A largo plazo, Bonet se plantea cerrar el círculo con la incorporación de diseñadores industriales que propongan nuevos destinos para darle valor agregado a los plásticos que se recuperan. “Cuando se dejan de usar, los plásticos pueden convertirse en basura o en un residuo, cuando se separan, se acondicionan y se recuperan para otras industrias”, expresó Bonet.

Reciclar también es cultura

Si bien Ana Bonet es conocida por su aporte a la gestión cultural y su gestión municipal en el área de Cultura, siempre tuvo una fuerte conciencia con respecto a la importancia de causar el menor impacto posible en su paso por el ambiente. Ahora que el reciclaje se convirtió también su medio de vida, imprime la misma pasión que aplicaba a su trabajo previo al mundo de la ecología.

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“Mi hijo que durante mi gestión me tuvo que acompañar a cuanto evento hubiese en esta ciudad, ahora sabe que el tema en la mesa es el reciclado”, sonrió Ana y agregó: “Tengo la suerte que tengo una familia hermosa que en todo lo que emprendo me acompañan con gran confianza y alegría”.

Como Ana no se considera un animal político, asegura que dejó su cargo público con la alegría de haber cumplido una etapa bella, pero sin ansias de regresar. “Pechi me contrató como un cuadro técnico, no por estar alineada partidariamente, cosa bastante atípica en política”, aseguró.

PRENTA BASURA PLANTA

“Pero previo a esto hay que fortalecer el hábito de la reducción y reutilización y evitar a toda costa el consumo de plásticos de un sólo uso que no son tan factibles de ser reciclados tales como las bolsas de nylon cuyo uso medio es de 15 minutos, mientras que tarda cientos de años en degradarse y así pasa con casi todos los productos de este tipo como las pajitas, las bandejas de comida hecha”, explicó.

Un ámbito con pocas mujeres

Mientras combina su amor por la gestión cultural y sus proyectos paralelos de cine con el quehacer diario de la planta recicladora, Ana se sumergió de a poco en un mundo tradicionalmente liderado por hombres.

Si bien en el sector privado no se cruzó con ninguna mujer ligada al mundo de la recuperación de residuos, la primera persona con la que Bonet entabló un negocio fue Miriam Rodríguez, la coordinadora de la cooperativa Las Emprendedoras que se ocupa de la clasificación en el Complejo Ambiental de Neuquén (CAN). “Somos muy buenas colegas”, aseguró.

“En los distintos eslabones de trabajo de la empresa incorporé a muchas mujeres. Pero es cierto que no ves maquinistas, ni transportistas, ni operadoras. Es un rubro donde las mujeres deberemos seguir peleando por tener nuestros espacios con no sólo leyes sino prácticas menos discriminatorias”, afirmó.

ANA BONNET RECICLADORA NEUQUEN

A partir del avance en la lucha de las mujeres por empoderarse, Ana se adaptó al nuevo ambiente sin sentirse discriminada. “En lo particular no he sentido discriminación y esto creo que viene dado por la experiencia de haber ocupado siempre lugares de toma de decisiones y jamás sentí que tuviera que darles ninguna explicación a los varones y mucho menos agradecer algo especial por ello”, aseveró.

En todas sus facetas, Bonet disfruta del trabajo de logística. Y aunque ya no coordina eventos culturales, está pendiente de organizar la llegada de los camiones, el retiro de los materiales y la puesta en marcha de la compactación. Y después de cada jornada laboral, sonríe con la satisfacción de saber que, tal como lo hacía con una muestra o una película, hoy está generando un cambio positivo para el mundo.

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